Una de las principales trabas para quienes sueñan con irse de viaje pero no logran dar el primer paso, es el presupuesto: creen que viajar es demasiado caro como para darse ese lujo por mucho tiempo.
Desde IATI, expertos en seguros de viaje y trucos para disfrutar de estos, queremos desmitificar la creencia de que viajar es muy caro siempre. Además, te demostraremos que vivir viajando es más barato que vivir quieto. ¿Cómo? Pasamos a explicarlo…
Contenidos
- 1 Porque al vivir viajando, uno aprende a reducir sus pertenencias materiales al mínimo
- 2 Porque los gastos fijos se reducen (o directamente desaparecen)
- 3 Porque no necesitarás gastar para “despejarte”
- 4 Porque desaparecen los “gastos sociales”
- 5 Porque los gastos de alojamiento están muy lejos de ser los de un all inclusive
- 6 Porque viajar lento es mucho más económico que los viajes de “toco y me voy”
- 7 Porque siendo flexible, los costos de transporte pueden ser muy bajos
- 8 Porque el coste de vida en gran parte del mundo es más económico de lo que imaginas
Porque al vivir viajando, uno aprende a reducir sus pertenencias materiales al mínimo
En ruta es donde nos damos cuenta de la cantidad de pertenencias innecesarias que tenemos cuando estamos asentados y con espacio para guardarlas. Viajando no hay lugar para la acumulación de todos esos objetos materiales que la sociedad consumista nos hace creer que necesitamos, ya que todo lo que llevemos sumará peso en nuestra espalda. Pensaremos varias veces antes de comprar esos suvenires tan baratos que encontramos por los mercados de India o Tailandia, y nos preguntaremos, ¿lo quiero o lo necesito? En viaje no hay modas a seguir, ni nadie que nos juzgue por no combinar la ropa ni por tener pocas prendas.
Porque los gastos fijos se reducen (o directamente desaparecen)
Viajando uno vive con los gastos al día: gastas en el alojamiento para esa noche, en la comida del día y en transporte, pero ya no hay impuestos que pagar, ni alquiler, ni gimnasio, ni internet.
Si bien es verdad que el alquiler del piso se transforma en el alquiler de una habitación en algún lugar del mundo, esto puede llegar a ser muy barato o incluso no tener costo alguno si decides hacer un voluntariado, alojarte a través de Couchsurfing o de Housesitting (más abajo te explicamos este tema en detalle).
Porque no necesitarás gastar para “despejarte”
Cuando uno viaja, cada día está lleno de sorpresas, por lo que la recreación es constante. Seguramente no sientas esa necesidad de gastar en conciertos, bares después del trabajo y salidas especiales los fines de semana (te olvidarás de en qué día vives); posiblemente también canceles la suscripción de Netflix y dejes de pagar la cuenta Premium de Spotify. Definitivamente se reducirán todas esas actividades para salir de la rutina, porque el viaje es la no rutina.
Cuando vivimos una vida sedentaria, estamos condicionados por la sociedad que nos rodea: por sus actividades, sus costumbres y sus mandatos. Seguramente más de una vez te has visto en la obligación de ir a alguna salida con los compañeros de trabajo a la que no tenías interés de ir, o de comprarle un regalo de cumpleaños a alguien que conoces hace solo un par de meses. Además también está la Navidad, los Reyes y una cantidad de celebraciones que implican gastos, muchas veces que no hacemos por voluntad propia sino “porque así es la costumbre”. En viaje no sentirás esa presión de gastar en salidas o regalos constantemente solo para no quedar mal con alguien.
Porque los gastos de alojamiento están muy lejos de ser los de un all inclusive
Si le preguntas a la mayoría de la gente si creen que es posible vivir viajando, la respuesta más común que te darán es que para eso deberían ser millonarios. Claro, porque calculan lo que gastan en sus vacaciones de algunas semanas, lo multiplican por un año y la cuenta parece un número imposible.
Vivir viajando puede ser muy costoso si creemos que es lo mismo que vivir de vacaciones, pero se trata de un concepto completamente distinto. Al vivir viajando, los grandes hoteles se reemplazan por simples habitaciones, casas de familias, noches bajo las estrellas en la tienda de campaña o rodeados de nuevos amigos en un voluntariado; los restaurantes orientados a turistas se transforman en puestos callejeros o pequeños locales de comida típica, deliciosa y económica; y las fotos con gente empiezan a pasar en cantidad a aquellas de paisajes.
Algunas formas de reducir los gastos de alojamiento
Couchsurfing: si bien no tendrás que pagar para alojarte, la idea de esta red de hospitalidad es que se genere un intercambio cultural entre el anfitrión que te recibirá en su casa y el huésped. Si tu motivo para usarla es que sirva como un hotel gratis en el cual dejar tu mochila y salir a recorrer solo durante el día, entonces deberías buscar un hostal o alguna habitación por Air BNB. Tienes más información en este artículo sobre CouchSurfing.
Voluntariados: hay muchas posibilidades de hacer voluntariados por el mundo, desde recepción y limpieza en hostels hasta colaborando con ONG’s o granjas orgánicas en zonas rurales. Algunos son a cambio de alojamiento y comida, mientras que hay otros que solamente ofrecen alojamiento.
Muchos voluntariados podrás conseguirlos por recomendaciones boca a boca cuando estés viajando, pero también existen plataformas organizadas como Worldpackers. Lo más importante es que dejes bien en claro cuál es el acuerdo para no llevarte sorpresas al llegar.
Housesitting: como el nombre lo dice, se trata de cuidar casas. Hay mucha gente por el mundo que confía en que alguien como tú se quede en su casa cuando ellos se van de vacaciones, a cargo de su mascota y su jardín. Es importante que entiendas el compromiso que tienes con el lugar que irás a cuidar ya que no puedes dejar la casa sola e irte de paseo por días.
Las plataformas con más ofertas son Trusted Housitters y Mind My House. Te explicamos cómo funciona en nuestro artículo sobre housesitting.
Porque viajar lento es mucho más económico que los viajes de “toco y me voy”
Es comprensible que al viajar por un par de semanas al año queramos aprovechar ese tiempo al máximo visitando la mayor cantidad de lugares posibles, pero este es uno de los factores principales por las cuales los gastos de unas vacaciones no se pueden comparar con los de vivir viajando.
Al viajar sin fecha de regreso, uno se mueve entre destinos de una forma mucho más lenta, ya que no hay una fecha límite que nos obligue a llegar a ellos. Esto hace que podamos conseguir mejores precios de alojamiento, negociando un descuento por estancias prolongadas en los lugares que queremos quedarnos más; también que consigamos ofertas de vuelos y podamos evitar viajar los fines de semana cuando los precios de transporte son más altos.
Porque siendo flexible, los costos de transporte pueden ser muy bajos
Si uno tiene disponibilidad para viajar durante la misma época del año que el resto, no le quedará otra opción que comprar los pasajes aéreos cuando estos son más caros. La regla del mercado es simple: cuando la demanda sube, los precios también. Al vivir viajando, tendrás la flexibilidad de poder viajar cuando las tarifas sean las más económicas; y también te moverás más lentamente, permitiéndote elegir la opción de traslado más económica (que suelen ser también las más lentas).
Porque el coste de vida en gran parte del mundo es más económico de lo que imaginas
Si bien depende a dónde se te vayan los ojos a la hora de mirar el mapa, gran parte del mundo tiene un costo de vida muy bajo, sobre todo si lo comparamos con los países de Europa occidental, Norteamérica y Oceanía.
Algunos de los países donde podrás dormir por menos de 10 euros y comer por menos de 2 son: la mayoría del Sudeste Asiático (Tailandia, Laos, Vietnam, Malasia, Indonesia, Filipinas, Camboya y Myanmar), India, Sri Lanka, Bangladesh, Nepal, varios de Sudamérica como Bolivia, Perú y Paraguay… y la lista podría seguir. Otros destinos tienen un costo de vida un poco más alto, pero igualmente económicos, como los países de los Balcanes (Rumanía, Bulgaria, Macedonia, Albania, Kosovo, Bosnia), China, Irán, Turquía, Marruecos, Egipto, México, gran parte de Centroamérica y Argentina.
Transporte, alojamiento y comida son los tres grandes gastos que tendrás en viaje, pero con un poco de organización y muchas ganas, se pueden reducir al mínimo.
Artículo escrito por Juan Caldaroni,de Marcando el Polo