Viajar a Tailandia y ver elefantes son dos ideas que, a menudo, van de la mano. Por suerte, cada vez hay más viajeros que quieren ver elefantes en Tailandia de forma responsable. Pero a veces, por falta de información, podemos contribuir a una actividad no responsable visitando un ‘santuario’ falso.
En este artículo te contamos qué es un santuario de elefantes y, lo que es más importante, te damos las herramientas para distinguir un santuario real de uno falso. ¡Para que en tu próximo viaje a Tailandia puedas ver elefantes y practicar turismo responsable a la vez!
Contenidos
- 1 Un poco de historia: Tailandia y elefantes
- 2 El negocio de los ‘santuarios’
- 3 Ver elefantes en Tailandia de forma responsable
Un poco de historia: Tailandia y elefantes
Los elefantes siempre han formado parte de la vida cotidiana de la gente en Asia: participando en festividades y desfiles, siendo utilizados como transporte, explotándolos como animales de carga en la industria de la tala y, finalmente, introduciéndolos en el sector turístico, en actividades de monta y espectáculos.
A finales de los años ochenta se prohibió su uso en la industria de la tala. Eso hizo que los propietarios de elefantes tuvieran que buscarse otra manera de sacarles rendimiento. La única salida legal que encontraron, y que a día de hoy sigue funcionando, fue el sector turístico.
El incremento que el turismo ha experimentado estas últimas décadas en el sudeste asiático ha contribuido a que las actividades con elefantes también se hayan multiplicado. De esta manera, solo en el norte de Tailandia ya encontramos a día de hoy más de 200 centros o ‘santuarios’ que mantienen elefantes en cautividad para el turismo.
Teniendo en cuenta este dato y que de los 15.000 elefantes asiáticos que se calcula que hay en cautividad, 3.800 se encuentran solo en Tailandia, queda claro que este país es al más problemático de toda Asia. Y, en consecuencia, el papel económico que juegan estos animales en este país es de vital importancia.
El negocio de los ‘santuarios’
Hoy en día más de la mitad de los centros que mantienen elefantes cautivos se hacen llamar “santuario” o “centro de rescate”. El problema es que, para la mayoría de turistas, esto ya es garantía suficiente para considerarlo un espacio solidario y responsable. Pero nada más lejos de la realidad: cualquier lugar que mantiene animales en cautividad se puede autodenominar “santuario”, “refugio”, “centro de rescate” o “centro de recuperación” sin tener que cumplir ningún requisito específico, ya que no existe ninguna ley que lo regule.
Bajo la etiqueta de ‘santuario encontramos tanto centros que se desviven por sus animales y ofrecen una visita respetuosa, como centros que siguen ofreciendo monta y espectáculos. Y en medio de estos dos extremos, están los que ofrecen fotos, baños y otras actividades en las que la interacción con el elefante es la protagonista.
Y sí, cada vez estamos más concienciados y ya sabemos que los espectáculos y la monta no son responsables. En consecuencia, muchos de estos centros se han visto obligados a dejar de ofrecer estas actividades con tal de no ver afectado su negocio y seguir recibiendo visitas.
La mayoría de éstos se promocionan como centros responsables bajo el lema “NO RIDING” (‘no monta’), como si fuera una prueba inequívoca para considerarlos buenos. Pero hay que tener en cuenta que, así como que montar un elefante es un criterio claro para categorizarlo como “santuario falso”, que no ofrezcan monta no nos garantiza que sea un centro ético y responsable. Hay muchos más criterios importantes que hay que tener en cuenta.
Así que, ¿qué es realmente un santuario?
Un santuario es un lugar que aloja animales rescatados, ya sea porque han sido explotados por el hombre o porque han sufrido algún accidente o enfermedad que no les permite vivir en libertad. El santuario les ofrece un espacio lo más parecido a su hábitat natural para que se recuperen y vivan de la forma más parecida a como lo harían en libertad.
Además, no tiene como principal objetivo sacar rentabilidad económica, sino que su objetivo primordial es el bienestar de los animales. De esta forma, el centro debe estar pensado por y para el animal, no para los visitantes. Las visitas son un extra que ellos utilizan para poder recuperar algo del dinero invertido y así poder seguir cuidando de los animales y ofreciéndoles una buena vida, a la vez de aprovechar éstas para explicar su labor y concienciar a las personas.
Claves para distinguir un santuario de elefantes real de uno falso
Si quieres ver elefantes en Tailandia o en cualquier otro lugar, a continuación encontrarás los puntos que hay que tener en cuenta a la hora de analizar un centro para saber si es ético y responsable. Todos y cada una de ellos son importantes, no vale que un centro solo cumpla con algunos.
1. Ni espectáculos ni comportamientos antinaturales.
Este punto es inequívoco y sencillo de identificar. Cualquier centro que presente algún espectáculo de tipo circense o que les haga realizar comportamientos que no sean de su naturaleza (dígase pintar o dibujar, chutar una pelota, bailar, realizar posturas extrañas o impropias, etc.) no puede considerarse un santuario/centro de rescate. En este punto queda incluida la monta, ya que en la naturaleza un elefante nunca llevaría un humano encima, ni con silla ni sin ella.
2. No interacción humano-animal.
En un santuario real la interacción con los animales ha de ser mínima o nula.
Los elefantes son animales salvajes. Por mucho tiempo que lleven con humanos, incluso habiendo nacido en cautividad, no pueden considerarse animales domésticos. Y como animales salvajes que son, conservan sus instintos naturales. Eso quiere decir que, además de ser animales peligrosos e impredecibles para los humanos (debido a su fuerza y tamaño), son animales que se estresan fácilmente con el contacto con desconocidos.
Muchos de los centros que permiten interacciones cercanas y directas con los elefantes se excusan justificando que estos animales son seres muy sociables y que el contacto con el ser humano les beneficia. Y aunque es cierto que los elefantes son animales muy sociales, hay que tener en cuenta que son sociables entre ellos, no con los humanos. Piénsalo así: un elefante en la naturaleza nunca buscaría contacto con el ser humano, sino que más bien huiría.
De esta forma, un santuario real evita siempre el contacto directo con los visitantes y se reserva ese contacto para los trabajadores y veterinarios del centro (especialmente con los mahouts), por un tema de necesidad y de cuidados.
Dentro de las actividades de interacción típicas encontramos: darles de comer (actividad que solo puede ser justificada de manera muy controlada, con unos animales determinados, por una razón concreta y con unas distancias de seguridad), el baño, tocarlos y hacerse fotos y selfies con ellos, entre otros.
Bañar a los elefantes es una actividad que se ha puesto muy de moda. En muchos centros los elefantes son obligados una, dos o incluso tres veces al día (según los grupos que pasan) a meterse en el agua, estirarse y dejarse frotar y bañar por los visitantes. Ten en cuenta que un elefante no necesita que lo bañen, y menos que lo froten con un cepillo un grupo de personas desconocidas. Además, lo que suelen hacer los elefantes como comportamiento propio y natural es embarrarse para proteger su piel del sol y los parásitos.
Un santuario real debe promover que el animal desarrolle sus comportamientos más naturales: que se bañe solo, se alimente solo e interactúe y se relacione con los demás elefantes del centro.
3. No reproducción.
Un centro bueno nunca promueve la reproducción, más bien intenta evitar por todos los medios que los animales críen. La única excepción sería en caso de disponer de un programa de reintroducción en la naturaleza, algo que realmente es muy complicado.
La explicación de esto es muy sencilla: a ningún centro le interesa tener crías que ocupen el lugar de otros individuos que podrían ser rescatados, además de no querer sentenciar a nuevos animales a una vida de cautividad, y por tanto, perpetuar el problema.
4. Proporcionarles un entorno natural lo más parecido su hábitat
Un santuario real intenta reproducir en cautividad las condiciones naturales del hábitat del animal. Hace lo que sea para que se parezca lo máximo para así promover sus comportamientos más intrínsecos y naturales. Por tanto, el centro está pensado por y para el animal, no para el turista. El visitante debería observar el animal comportándose de manera natural y libre, manteniendo siempre unas distancias de seguridad y sin interferir en su vida diaria. Se trata de observar los elefantes siendo elefantes, y comportándose como tal.
Estos cuatro puntos que os hemos explicado no son los únicos que determinan un buen centro, pero sí son los más fáciles de diferenciar.
Además, son aplicables a cualquier otro centro que mantenga animales salvajes en cautividad. Es decir, que un santuario de tigres, por ejemplo, tampoco debería presentar espectáculos ni actividades de interacción con éstos, no debería reproducirlos y les debería proporcionar un entorno lo más parecido al hábitat de esta especie en particular.
Cómo detectar si un santuario es real o es falso antes de viajar
Es fundamental que antes de visitar un centro o participar de una actividad relacionada con animales, investigues y te informes bien previamente. Estos son algunos pasos a seguir:
- Mira la página web del centro y sus redes sociales.
- Lee opiniones y mira las fotos en TripAdvisor.
- Pregunta a gente que haya estado en ese centro hace poco
- Revisa la la web de Turismo Responsable con Animales de FAADA. Encontrarás información detallada y actualizada, alternativas éticas como centros de rescate y santuarios reales y un mapa interactivo que te permite consultar país por país.
Con todo esto podrás hacerte una idea de qué labor hacen en ese centro, qué actividades promueven, cómo es la visita y cómo tratan a los animales y podrás determinar si cumplen con los puntos anteriores o no.
Ver elefantes en Tailandia de forma responsable
Si esperabas encontrar en este artículo una lista de lugares responsables en los que ver elefantes en Tailandia, sentimos decirte que no es ese tipo de artículo. No queríamos darte el pescado, si no la caña para que aprendas a pescar. Creemos que con esta información habrás acabado este post habiendo aprendido a distinguir por tu cuenta lo que es una actividad responsable y lo que no.
Si después de informarte e investigar un lugar o actividad no lo tienes claro, lo mejor que puedes hacer siempre es no participar. Y si por la razón que sea te encuentras formando parte de una actividad turística no responsable, no te avergüences ni intentes justificarla, darle la vuelta, denúncialo y grítalo a los cuatro vientos. La falta de información es la principal causa de que tantas personas participen de estos falsos santuarios.
Esperamos que te haya sido útil y que, si viajas a Tailandia o a cualquier otro país y quieres ver elefantes o cualquier otro animal, lo hagas de forma responsable. ¡Comparte este artículo con el hashtag #CompromisoIati para que llegue a mucha más gente!
Artículo escrito por Andrea Torres ( Travelleating) Carlas Llamas ( La Maleta de Carla )
4 comentarios en “Cómo ver elefantes en Tailandia de forma responsable”
Recuerdo la primera vez que fuimos a TH. Se me encogió el corazón ver a los elefantes tan asustados de los dueños.
Es desagarrador 🙁
Hace un tiempo me estoy informando sobre este tipo de artiiculos, muy bueno para que las personas sepan donde se meten cuando van de turistas, es triste como el ser humano disfruta ser llevado por un animal. Soy Camila de Argentina, como aca no tengo el gusto de compartir con elefantes o haber tenido experiencia, como vivo en un pueblo, dejo mi huella rescatando caballos en maltrato. Gracias por su post. Larga vida a los animales y una naturaleza respetada. Saludos
Hola Camila, qué preciosa labor la tuya. Muchas gracias por hacer de este un mundo mejor 🙂