Hace un mes exactamente, el 17 de Marzo, se celebró en muchas ciudades del mundo el día de San Patricio, patrono irlandés. Tuvimos la oportunidad de pasar esta festividad, en su cuna natal, Dublín. Poder ver la ciudad en este clima festivo, fue una experiencia única. Pero, ¿Quién fue San Patricio? Son muchas las personas que festejan esta fecha, pero pocas las personas que saben el porqué de esta festividad.
¿Quién fue San Patricio?
San Patricio (400 – 461/93) nació originalmente en Bretaña, en el borde de Inglaterra con Escocia. A la edad de 16 años fue secuestrado por piratas y esclavizado en Irlanda por 6 años. Escapó, pero volvió a Irlanda convertido en sacerdote. Utilizando el “shamrock”, trébol de tres hojas, evangelizó al pueblo pagano, dominado hasta aquel entonces por los druidas, explicándoles que la santísima trinidad, padre, hijo y espíritu santo, eran tres en uno, como un trébol que tiene tres hojas, pero en una sola hoja. Vivió en Irlanda hasta morir un 17 de Marzo de viejo, dejando al trébol como el ícono irlandés.
Se dice que hay más irlandeses desparramados por el mundo, que en la propia Irlanda. Esto se debe a que en “La gran hambruna irlandesa”, entre 1845 y 1849 muchos irlandeses, dejaron su tierra natal para buscar suerte en otros continentes. Llevando así, no solo su orgullo Irlandés sino también, su cultura. Fue así cómo esta fecha comenzó a festejarse en muchísimos países, pasando a ser una de las fiestas más internacionales del mundo.
Este pasado 17 de Marzo, ciudades de todo el globo, como Ottawa, Chicago, Nueva York, Buenos Aires, Río de Janeiro, Sídney, Melbourne, Auckland, incluso Dubái y El Cairo, pintaron sus edificios más icónicos de verde y hasta en algunas de ellas hubo desfiles, danzas típicas y, obviamente, cerveza. Siendo Nueva York la más festiva, cortando la famosa Quinta Avenida para el tradicional desfile.
San Patricio en Dublín
Sin lugar a duda, venir a Dublín para esta fecha nos dejó ver la cara más festiva de esta ciudad. Se dice que donde hay un irlandés, hay un pub cerca. Dicho que pudimos confirmar a lo largo de nuestro largo viaje por la isla pero, al llegar a Dublín, nos dimos cuenta de que los pubs por los que habíamos pasado eran pocos comparado a la cantidad que hay en esta ciudad. Uno al lado de otro. Recorrerlos es algo muy divertido, porque si bien parecen pequeños desde afuera, una vez adentro parecen no tener fin, cuartos y cuartos, varias barras y pisos. Realmente es toda una experiencia. En líneas generales, toda la ciudad estaba muy bien preparada para este icónico día, la policía muy atenta, pero también estricta a la hora de corroborar si llevabas alcohol o no, ya que estaba prohibido beber afuera de los bares. No solo las calles y edificios, sino que también las personas, estaban teñidas de naranja, blanco y verde. Caras pintadas, trajes y sombreros verdes era lo que más abundaba. La zona más festiva, sin lugar a duda, fue la del “Temple Bar”, donde era casi imposible caminar por sus callejuelas atiborradas tanto de turístas como de locales.
Pero a las 14:30 la fiesta se pauso. Nadie se quería perder el clásico partido de Rugby “Irlanda vs Inglaterra”. Los pubs se llenaron, hombres y mujeres prestando atención al televisor, en silencio, nerviosos, pero festejando todo los “tries y penales” y bebiendo pintas de Guinness, la cerveza irlandesa por excelencia. Finalmente, el equipo Irlandés ganó el partido y todo el mundo salió a la calle a seguir festejando, más que felices por haberle ganado a los ingleses y así la fiesta siguió hasta las 3 de la madrugada, donde todos ya cansados nos apurábamos en conseguir algún taxi que nos llevase, ya que a pesar de estar a unos días de la primavera, comenzó a nevar mucho.
Afortunadamente, este sábado no fue nuestro único día en Dublín y nos pudimos hospedar con Cata y Sam, unos amigos, que nos mostraron toda la ciudad y sus rincones preferidos. Pero si que estamos muy contentos de haber pasado esta fecha tan importante en la capital irlandesa. Sobre todo porque yo, Luli soy descendiente de irlandeses y siempre festejamos “San Patricio” junto a toda la familia en Buenos Aires. Así que, poder tener la oportunidad de vivir la auténtica fiesta, fue algo que me emocionó muchísimo.