La capital de la República de Irlanda es una urbe joven y cosmopolita que tiene algo para cada viajero. Lo comprobarás cuando te descubramos algunas de las muchas cosas que ver en Dublín en dos días.

Pasar un fin de semana en Dublín te dará una buena idea de la ciudad, porque, a pesar de ser una capital europea, verás que se trata de un lugar manejable, no demasiado grande, en el que podrás disfrutar de sus principales atractivos turísticos sin necesidad de realizar grandes desplazamientos.

La vieja Baile Átha Cliath – nombre gaélico de Dublín – se presenta llena de contrastes, con un alma juvenil, rebelde, internacional e incorregible, pero también con elementos que nos recuerdan su ancestral pasado.

En definitiva, un lugar de los que atrapa. Tras explorar lo mucho que ver en Dublín en un fin de semana, seguro que tendrás ganas de regresar.

Qué ver en Dublín en dos días: Día 1

Primera mañana por Dublín

Si aterrizaste la noche anterior en la capital irlandesa, una buenísima manera de comenzar tu viaje de dos días a Dublín es levantándote temprano y dándote un paseo por las dos riberas del río Liffey.

El Liffey es la arteria fluvial que parte la ciudad en dos. Nace en las preciosas y legendarias montañas de Wicklow y, tras recorrer algo más de 125 km, muere en las frías aguas de la bahía de Dublín.

Al norte del río se encuentran los distritos impares de Dublín, mientras que los pares se extienden hacia el sur.

Tras décadas dándole la espalda, las autoridades de la ciudad rehabilitaron ambas orillas hace algo más de una década. Hoy en día, disfrutar de un buen paseo urbano por ellas es una de las mejores cosas que hacer en Dublín.

 

Qué ver en Dublín en dos días

Será así como podrás descubrir puentes tan emblemáticos como los de O’Connell, Samuel Beckett – diseñado por el polémico arquitecto español, Santiago Calatrava – y Ha’penny. Este último, a pesar de su pequeño tamaño, es el más icónico de la capital irlandesa. Construido en 1816, se cobraba un peaje de medio penique – de ahí su nombre – para cruzarlo.

Cruzando el puente de O’connell de norte a sur, sólo tendrás que caminar unos 200 metros, en la acera de la izquierda, para llegar al Trinity College.

El Trinity es la universidad más antigua de Irlanda y aún sigue en funcionamiento. Fue fundado en 1592 por la reina Isabel I de Inglaterra, siendo una de las siete universidades históricas de las islas británicas – en la época de su fundación, Irlanda pertenecía al Reino Unido – y, en el ámbito mundial, una de las que mejor nivel académico mantiene.

Pasear por su campus es gratuito y nos hace sentir ese inconfundible espíritu estudiantil. Mención aparte merece su espectacular biblioteca, que parece sacada de los libros de Harry Potter y guarda un incunable: el libro de Kells, un manuscrito ornamentado con coloridos motivos que fue creado por monjes celtas en Kells, a principios del siglo IX.

 

fin de semana en Dublín

Tarde, sigue el recorrido por Dublín

Tras visitar el Trinity College puedes reponer fuerzas en cualquiera de las decenas de restaurantes y pubs que encontrarás en el distrito 2 de Dublín antes de continuar con tus visitas. El guiso de ternera con Guinness y puré de patatas del tradicional pub O’Neills es siempre un acierto.

A unos pasos del Trinity College, se encuentra la principal arteria comercial de la ciudad: Grafton Street.

Las mejores tiendas y franquicias se hallan en los bajos de bonitos edificios antiguos. Aunque mucha gente realiza sus compras aquí, lo que en realidad lo convierte en uno de los imprescindibles que ver en Dublín en dos días es la vida que rebosa.

Por Grafton siempre hay gente arriba y abajo. Tanto locales como extranjeros. Algunos parecen tener un rumbo definido, pero otros muchos sólo vagan por allí para vivir el ambiente. Siempre hay músicos callejeros, malabaristas, cómicos o vendedores ambulantes que despertarán tus cinco sentidos.

En su extremo sur, Grafton desemboca en St. Stephen’s Green, el parque más concurrido de Dublín. Estanques habitados por patos y cisnes, puentes, románticas pérgolas, jardines poblados de coloridas flores son algunas de las cosas que te esperan en este parque del siglo XVII. Si te has quedado con ganas de más compras, justo junto al parque hay un gran centro comercial.

Continuando hacia el este, no tardarás mucho en encontrar la Galería Nacional de Irlanda, donde podrás admirar una magnífica colección protagonizada tanto por artistas irlandeses como europeos.

Otro museo cercano interesante, sobre todo si viajas en familia, es el Museo Nacional de Historia Natural de Irlanda, donde los más pequeños suelen maravillarse ante inmensos esqueletos de ballenas o reproducciones de búfalos de tamaño natural.

Frente a este museo se encuentra Merrion Square, otro de los mejores parques del centro de Dublín. Mucho más relajado que St. Stephen’s Green, Merrion Square atrae por sus bellos jardines y por la estatua del famoso escritor irlandés, Oscar Wilde. De hecho, la casa de Wilde se hallaba en el número 1 de Merrion Square.

 

ruta por Dublín

Qué hacer en Dublín la primera noche

Entre las mejores cosas que hacer en un viaje de dos días a Dublín no puede faltar gozar de su vida nocturna.

Para tu primer contacto con la animada noche dublinesa, nada como tomarte unas buenas pintas en cualquiera de los pubs que pueblan The Temple Bar. Algunos de los más conocidos son Oliver St. John Gogartys, The Old Storehouse y The Temple Bar. Tendrás música en vivo prácticamente cada día y un gran ambiente desde las primeras horas de la tarde hasta la madrugada.

 

visitar el Temple Bar

Qué ver en Dublín en dos días: Día 2

Mañana del segundo día

Tras una primera jornada repleta de emociones, más vale que hayas descansado muy bien, porque te traemos muchas otras cosas que ver en tu viaje de fin de semana a Dublín.

De hecho, te proponemos dos alternativas para la segunda mañana en la capital irlandesa. Por un lado, puedes seguir adentrándote en su centro urbano. De ser así, es una buena idea dedicar tiempo a la parte norte del centro.

Por un lado, la avenida principal, O’Connell Street, alberga el bello e histórico edificio de la General Post Office. Allí tuvo lugar la heroica resistencia de los rebeldes irlandeses durante el levantamiento que, contra la ocupación inglesa, tuvo lugar en la Semana Santa de 1916. Dieciséis de los cabecillas de la revuelta serían ejecutados unos días más tarde.

Perpendiculares a O’Connell se hallan las calles Parnell y Henry, ambas repletas de tiendas, centros comerciales, restaurantes de todo tipo y lugar ideal para observar la vida local.

Si lo haces, te darás cuenta de que Dublín es una urbe totalmente cosmopolita. Escucharás decenas de lenguas diferentes si te paras una hora en el mismo lugar. Un crisol de culturas que no deja a nadie indiferente.

Por último, podrás acercarte, con el autobús número 11, al Phoenix Park, un enorme parque urbano – de unas 700 hectáreas – en el que puedes pasear, respirar aire puro, practicar deportes, tomarte un buen picnic – si el tiempo acompaña – o ver ciervos corretear sin miedo.

 

Phoenix Park, Irlanda

Otro plan totalmente distinto sería alquilar un coche o tomar una excursión de medio día a Wicklow y Glendalough.

Situados a menos de una hora en coche del centro de la capital irlandesa, ambos lugares se cuentan entre los imprescindibles que ver en Dublín.

Las montañas de Wicklow, donde se grabaron escenas de la película ‘Braveheart’, se muestran salvajes, solitarias y salpicadas de lagos. Encontrarás senderos de todo tipo de dificultad y duración para perderte por ellas.

En cuanto a Glendalough, es un maravilloso conjunto monástico, creado por San Kevin y sus seguidores a partir del siglo VI. Alberga, entre otras interesantes cosas, una pequeña iglesia, un monasterio, un cementerio con antiguas cruces celtas y una particular torre de planta circular.

En definitiva, es la excursión perfecta para sumergirte en dos de los atractivos principales de Dublín e Irlanda: su naturaleza en estado puro y sus interesantes raíces celtas.

Qué hacer en Dublín la segunda tarde

Independientemente de cuál haya sido tu plan matinal, la segunda tarde de tu viaje de dos días a Dublín la puedes emplear en conocer tres de los monumentos más importantes de la ciudad.

En primer lugar, tenemos la catedral de Christ Church. Este imponente templo fue fundado, a principios del siglo XI, por el rey normando Sitric Silkenbeard. Más tarde, la catedral fue ampliada y renovada en varias ocasiones, sufriendo la última gran reforma a finales del siglo XIX.

La otra catedral medieval que ver en Dublín es la de San Patricio. Levantada a finales del siglo XII, se trata de la iglesia más grande de Irlanda y está dedicada al patrón de los irlandeses.

Eso nos lleva a la festividad de San Patricio. Si puedes hacer coincidir tu viaje de dos días a Dublín con el 17 de marzo, podrás vivir la ciudad en su momento más especial. Desfiles, ríos de gente vestida de verde por la calle, muchas pintas de Guinness, música en directo y mucho más. Una experiencia inolvidable.

Otro de los emblemas de la capital de la Isla Esmeralda es el Castillo de Dublín. En el mismo lugar en el que se erige hoy el castillo ya existía una fortaleza en tiempos del primer señor de Irlanda, el rey Juan Sin Tierra, quien estuvo en el poder a finales del siglo XII.

Desde entonces, y hasta 1922, el Castillo de Dublín sirvió como sede del poder británico en Irlanda.

Hoy en día, ha sido reconvertido en una atracción turística, pero también alberga un centro de convenciones, exposiciones de arte y en él se celebran conciertos y otros eventos culturales.

Por último, visitar la Guinness Storehouse te permitirá conocer la historia de una de las cervezas más ampliamente consumidas en el mundo.

Castillo de Dublín

Qué ver en la última noche de la escapada

Tras regresar a la orilla del río Liffey para admirar el atardecer dublinés, la segunda noche en la ciudad la puedes emplear en conocer otra zona nocturna.

George Street ofrece muy buenas opciones, como los pubs The George, Hogan’s o Whelan’s, siendo este último un pub mítico con las mejores bandas en directo.

tomar una Guiness en Dublín

Si controlas bien el idioma inglés, también puedes disfrutar de una obra de teatro o monólogos – el humor irlandés destila grandes dosis de sarcasmo, ingenio e incorrección política – en teatros como el Abbey, Olympia o Gaiety, o ver un concierto en el 3Arena, lugar al que acuden artistas de primer nivel internacional.

Llega el triste momento de la despedida. Tras disfrutar de las mejores cosas que ver en Dublín en dos días, sólo quedar alzar la pinta de Guinness y brindar como hacen los irlandeses: Sláinte!


Artículo escrito por David Escribano de Viajablog