Luli y Coco, viajeros IATI, siguen su gran aventura después del accidente de tráfico que les dejo sin su querido coche-casa. Lejos de venirse abajo, prosiguieron su andanza en bicicleta. Ahora, han encontrado un nuevo transporte que arranca sonrisas ahí por donde pasan…:
La bicicleta es una máquina, es algo simple, muy básico, es algo que estuvo y va a estar siempre. Es algo que te lleva a donde quieras siendo uno el que genera su propia propulsión. Por eso después de probar viajar en bicicleta por Inglaterra y Escocia, viendo lugares únicos, acampando en medio de una montaña o frente a lagos inmensos, lugares a los cuales no hubiésemos podido llegar de estar viajando en coche decidimos seguir viajando de esta manera. Pero claramente teníamos que cambiar de bicicletas ya que las nuestras eran de paseo.
¿Pero qué bici era la adecuada para nosotros? Nuestro Renault 4 era algo hermoso, con mucho estilo y realmente nos gustaría volver a tener algo único, algo que nos caracterice. Una noche charlando con un amigo biciletero que nos hospedo varias noches en Edimburgo surge la idea del tándem. Al principio no teníamos ni idea de que significaba eso, pero luego de ver algunas fotos en Internet, ¡Nos encanto! En ese momento decidimos que nuestro viaje seguiría a bordo de una bici tándem y a pesar de que nunca antes hayamos usado una, ya nos estamos imaginando esta nueva fase del viaje. Sabemos que es muy importante seguir estos impulsos, porque hasta ahora nunca nos han fallado. Desde el día que tomamos la decisión de viajar, todas las decisiones han sido espontaneas, impulsivas y siempre pensando en positivo, haciendo caso omiso a las negativas que nos puedan llegar a plantear, siempre intentando de cumplir nuestros sueños. Por suerte la espera no fue muy larga y luego de unos días encontramos una muy linda con cuadro de hierro en e-bay.
El primer día de viaje con nuestra nueva compañera jamás lo olvidaremos. Subimos y a la cuenta de tres arrancamos a pedalear, pero no llegamos a dos metros sin casi caernos. Es que andar con la bici sin peso nos resultaba sencillo porque estamos bastante bien sincronizados, pero todo el peso que llevamos adelante le dio bastante trabajo a Coco, por lo que decidimos caminar por las calles de Edimburgo hasta llegar al canal que nos guiara hasta Glasgow. Los 90 km los cortamos en dos días y es hermoso ver como poco a poco le vamos tomando la mano a la nueva integrante.
Así arrancamos viaje, estamos más motivados, renovados. El tándem nos encanta, es ir pedaleando y sacándole sonrisas a las personas y esto nos da más ganas de seguir. Al llegar a Cairnryan, cruzamos a Irlanda. Sabemos que no va a ser fácil viajar en bicicleta y tienda de campaña, que ya es otoño y los días son más cortos y más lluviosos por estos lados. Pero ya estamos acá y si no es ahora ¿Cuándo será? Y definitivamente no nos equivocamos. Venir a Irlanda fue la mejor decisión. Desde el momento que pusimos un pie en el país la gente fue muy amistosa, hospitalaria, curiosa, sonriente y conversadora. En ningún momento nos sentimos solos. Todos los coches nos saludan cuando pasan por nuestro lado. Y muchas noches al preguntar por un lugar donde poner la tienda alguien nos ofrece una cama y un plato de comida calentita y por la mañana un desayuno irlandés. increíblemente abundantes, con un rico “porridge” para comenzar seguido de huevos, salchichas,” black pudding”, champiñones, tomate frito y bacón acompañado de tostadas, mantequilla y una taza de té.
Como nos gusta mucho Juego de Tronos, Irlanda también nos dio la oportunidad de ver muchos lugares en donde se filmo la famosa serie de HBO y vivirlos fuera de la pantalla. Y si bien sabemos que no es la mejor época para venir a este país, estamos tan contentos de haberlo hecho y agradecidos con todos nuestros nuevos amigos irlandeses.