Llegó diciembre, un mes muy significativo para nosotros. Un mes donde tenemos muchos aniversarios. Un mes en donde nuestras vidas cambiaron muchísimo. Hace dos años nos casamos. Después de casi 7 años de noviazgo, dimos el paso más importante, arrancamos una nueva etapa en esta relación. El primer paso para formar una familia. Nuestra otra razón para estar de fiesta en diciembre, es que hace un año arrancamos este hermoso viaje, esta hermosa forma de vida que definitivamente fue una de las decisiones más difíciles que hemos tenido que tomar, pero sin lugar a duda, la más linda, la más enriquecedora. Una experiencia que nos hizo crecer y aprender juntos.
Recuerdo los últimos días de diciembre 2016 con mucha claridad, que nervios y cuanto miedo teníamos, organizando todas nuestras cosas. Desarmando nuestra casa y viendo donde poder guardar todas nuestras pertenencias por un año. Despidiéndonos de nuestros amigos y familia. Dejando nuestros trabajos. Dejándolo todo, despojándonos de todas nuestras cosas materiales que tan importantes creíamos que eran hasta ese entonces y tan poco valor tienen ahora. Poco tiempo teníamos para pensar el sin fin de preguntas que nuestra familia nos hacía ¿De qué van a vivir? ¿Dónde van a dormir? ¿Tienen dinero suficiente? ¿Qué pasa si se enferman? Y muchas más de las cuales no teníamos ni idea que responder, pero aun así nos animamos. Nos animamos a salir de casa, de nuestra zona de confort, salir de lo conocido a lo desconocido.Salir a cumplir nuestro sueño, y estábamos felices porque por lo menos lo estábamos intentando y no todo el mundo se anima a dejarlo todo por un sueño. Nuestra familia nos decía que estábamos locos, pero si hay algo que aprendimos, es que a veces esta bueno estar un poco loco y animarte a hacer lo que siempre quisiste, lo que siempre soñaste. Porque si no lo hacemos ahora ¿Cuándo lo haremos? Si no vivo esta vida ¿qué vida viviré? O ¿qué clase de vida será aquella en la que estoy haciendo algo que no quiero? Mejor ser un poco loco.
Una de las cosas que nos decían antes de irnos era “tengan cuidado que hay gente muy mala”. Pero la realidad es que gracias a toda la gente que nos encontramos, nosotros podemos seguir viajando. Las personas son maravillosas y nunca dejan de asombrarnos. Gente que con apenas conocernos nos ayudan y alientan tanto, nos invitan a comer, a dormir a sus casas, o a compartir una tarde. Cuántos bicicleteros y mecánicos hemos conocido que también nos han enseñado, dado repuestos y alojado sin pedirnos nada a cambio. Ya paramos en más de 30 casas de familias, y es una sensación única ya que nos hacen sentir como en casa, en familia. Hasta incluso son estos ángeles del camino los que más apoyo nos dan en los obstáculos que el camino nos pone. Todos los desafíos que tuvimos los superamos gracias a la ayuda de muchas personas y por eso siempre tendrán un lugar en nuestro corazón y son parte de este viaje porque sin ellos hoy nos estaríamos donde estamos.
Muchas cosas aprendimos en este periodo transcurrido, nos conocimos a nosotros mismos mejor, nos dimos cuenta que somos capaces de hacer todo aquello que nos proponemos. Es que a veces en la rápida rutina nos olvidamos o pasamos por alto ese momento tan importante, encontrarse con uno mismo y reflexionar. Ver para atrás y darse cuenta de todas las cosas que hemos logrado, por todas las circunstancias por las que hemos pasado necesita tiempo, esa charla con uno mismo, ese silencio necesita tiempo. Cuando pensamos por todas las cosas por las que pasamos, todos los desafíos, desde la amargura de un accidente tan lejos de casa hasta perder nuestra documentación, es cuando nos damos cuenta de todo lo que somos capaces de enfrentar fuera de la zona de confort y que antes desconocíamos.
En fin, un año que a veces parece mucho y otras veces parece tan poco. Hace un año, con mucho miedo pero decididos, salimos de Buenos Aires con la idea de viajar por Europa durante un tiempo. Pero ese tiempo pasó y aquí seguimos, aun no nos volvemos, queremos seguir aprendiendo las distintas culturas, conociendo personas distintas. Queremos seguir disfrutando, viendo, viviendo. No podemos decir cuánto tiempo más viajaremos, tampoco podemos decir que le estamos dando la vuelta al mundo, lejos estamos de eso. Pero lo que si podemos decir es que estamos felices y no hay cosa que nos guste más.
Ahora esto te lo decimos a vos que estas leyendo ¿eres feliz? ¿Estas cumpliendo tu sueño? Si la respuesta es no, no pierdas más tiempo, sal y ve por tus sueños que la vida es una y hay que vivirla.