Se puede viajar de muchas muchísimas maneras, con más o menos presupuesto, con mochila o maleta, de escapada de fin de semana o con un billete solo de ida, solo o acompañado, de relax o de aventura… pueden añadir miles de combinaciones, sin olvidar tu seguro de viajes, pues hay tantas maneras como personas. Hay también una manera de vivir experiencias y recorrer el mundo que requiere el poder de la imaginación ayudado por el arte de los maestros de las palabras. Evidentemente hablamos de los libros.
Hay una serie de nombres propios en el mundo de la literatura de viajes que se han convertido en clásicos por relatar sus viajes con la habilidad no solo de transportarte a ese mundo de sensaciones con sus relatos, sino por además enriquecerlos con un análisis del momento histórico en el que transcurren para ayudarnos a entender a los que no hemos experimentado esas culturas su percepción del mundo. Hablamos obviamente de nombres como Kapuściński, Colin Thubron, Bruce Chatwin, Paul Theroux o Legineche (nuestro maestro particular).
Sin embargo, hay otro placer, realmente delicioso que resulta de viajar y leer acerca del lugar que estás visitando. No tiene por que ser literatura específica de viajes, pero hay algo mágico de poder leer sobre lugares que conoces, que estás respirando, que estás pisando, aunque no correspondan a la época actual. Obviamente la lista tanto de libros como de destinos es infinita, pero hay unos cuantos libros que nos gustaría recomendaros por si ya tenéis un billete a alguno de estos sitios pero no sabéis que libro llevaros con vosotros.
Comencemos por el sudeste asiático, uno de los destinos más en auge de los últimos años, paraíso de mochileros que buscan lugares encantadores y llenos de magia, pero quizás sea tremendamente interesante conocer las historias que se esconden detrás de esas caras tan sonrientes. David Jimenez, el que fue corresponsal durante más de 20 años, narra con una maestría excepcional historias curiosas, algunas bellas, algunas trágicas, algunas sorprendentes de estos países en “El Lugar más feliz del Mundo” y aunque quizás no esté tan equilibrado en el tono, tampoco os deberíais perder “Hijos del Monzón”, su primera e impresionante obra.
Asia es en general una fuente de gran literatura. Si nos centramos en Indochina, “El Amante” de Marguerite Duras está escrita a golpe de recuerdos entremezclando la Francia colonial, su historia de amor siendo una adolescente y el impresionante Mekong como telón de fondo.
Si nos apetece algo más policíaco pero ambientado en la misma época y en la misma zona, “El Americano Impasible” de Graham Greene, da un repaso al colonialismo francés y británico en Vietnam.
Si nos llevamos la época colonial a Birmania, ese país que está en pleno boom turístico en estos últimos años pero que había estado olvidado del mundo durante muchas décadas es imprescindible que nos leamos “Días de Birmania” de George Orwell.
Y hablando de Vietnam y aunque el libro tenga un marcado tono periodístico, no hay mejor obra para comprender esa partida de ajedrez entre Vietnam, Camboya, Estados Unidos y Rusia que fue el sudeste asiático durante la guerra de Vietnam y los años posteriores que con “Brother Enemy” de Nayan Chanda.
Japón es otro de esos países que nos fascina. Es normal. Su magnetismo nos resulta hipnótico, con esos personajes que desprenden melancolía en cada página, en cada acción. Aunque resulte lo más obvio, no todo es Murakami en este universo. Yasunari Kawabata ganó el primer novel para el país con obras de pasión tan desmedida como “Lo bello y lo triste”.
Hiromi Kawakami escribiendo sobre en un universo más actual, también describe a la perfección la vida en las ciudades, las soledades y los sentimientos que acaban en silencios en una sociedad que habla sin pronunciar palabra en libros como “El cielo es azul, la tierra es blanca”.
Estos libros requieren, exigen incluso, entender a personajes de una cultura que no es la nuestra, lo cual puede ser fascinante o frustrante. Sin embargo para acercarse a Japón con la vista de un occidental, no hay mirada más irónica, bella y precisa que la de la belga Amélie Nothomb en una serie de libros cortos y autobiográficos en las que describen su relación como europea con un país al que acaba volviendo una y otra vez: “Estupor y temblores” es su obra más representativa en la que el shock cultural entre occidente y oriente se manifiesta en todo su esplendor en la vida laboral en una empresa en Tokio. Completan sus novelas sobre el país “Metafísica de los tubos”, “Ni de Eva ni de Adán” y “La Nostalgia Feliz”.
Trasladándonos al Asia más occidental y parte de Oriente Medio, tenemos a Irán, la antigua Persia y uno de los destinos más en auge en los últimos años. La amabilidad y hospitalidad de los persas, la historia milenaria y los paisajes entre los que abundan cadenas montañosas y desiertos lo están convirtiendo en un destino del que enamorarse sin quererlo. Acercarse a tantos siglos de historia, puede resultar apabullante, especialmente con los movimientos convulsos que lo han asolado en el último siglo. Los cuatro tomos de la novela gráfica “Persépolis” de Marjane Satrapi puede ser una manera sencilla de hacerse una idea general de los cambios, no siempre buenos, que ha experimentado el país en las últimas décadas, sin embargo si hay que elegir una obra que lo condense de manera excepcional sería “La Jaula de Oro” de Shirin Ebadi, que no solo es una excelente escritora, sino también ha sido la primera iraní y mujer musulmana en recibir un premio Nobel: en este caso el de la Paz.
Con estas recomendaciones ya hay unas cuantas horas de lectura, pero cerramos con unas cuantas joyas más o menos aleatorias en cuanto a los destinos. Al igual que le pasaba a Japón es probable que el autor que más identifique a Colombia sea Gabriel García Marquez, pero ya que todos hemos paseado por las calles de Macondo, sería de necios negar la literatura tan bella que se escribe en este país, esa manera de escribir tan salvaje como corresponde a la situación dramática que han vivido los colombianos en el último siglo, pero sin embargo, tan delicada, tan cuidada, tan sincera y emotiva como puede ser “El olvido que seremos” de Héctor Abad Faciolince, una historia de familia, pero también de los laberintos de la propia historia del país.
En el apartado de joyas pero también libros deliciosos, de esos que los terminas con una sonrisa en la boca se encuentra ese viaje a la griega isla de Corfú que marcaría definitivamente a un niño, Gerald Durrell, como naturalista, no solo por las exquisitas descripciones de la flora y fauna de la isla, sino también por el retrato de los personajes que la habitan y por supuesto su estrambótica familia. “Mi familia y otros animales” es el primer libro de una trilogía que sin embargo no está escrita en orden cronológico sino a base de episodios que rebosan cariño. “Bichos y demás parientes” y “El jardín de los dioses” completan la saga que sin embargo podría juntarse todo en un único volumen.
Enfrentarse a una civilización de la que se sabe muy poco siempre es un reto, especialmente si eres un antropólogo que vas a realizar tu primera investigación de campo junto a una tribu de África. El humor pero el respeto sobre todo es la clave de este libro que el inglés Nigel Barley describe a la perfección en “El antropólogo inocente”, quizás una de esas obras que nos permite reírnos de sus desventuras, pero sobre todo nos hace reflexionar sobre como el mundo puede ser percibido de maneras radicalmente distintas.
Por último una manera distinta de leer y entender nuestro propio país, muy recomendable para abrir los ojos de manera distinta cuando viajemos por España. Sergio del Molino reflexiona en “La España vacía” sobre la evolución de dos Españas: la rural y la de ciudad y como su distancia es cada vez mayor. Será difícil volver a recorrer las carreteras españolas sin acordarse de sus páginas. ¿No es esa la mejor literatura? ¿La que se queda contigo, haciéndote pensar y reflexionar?
He aquí una lista bastante atípica de libros no de literatura de viaje, si no de libros con los que acompañar tu viaje. De cualquier manera, no hay compañía más agradecida que la de la letras. Por muchos viajes y muchos libros.
Artículo escrito por Ignacio Izquierdo, de Crónicas de una cámara
4 comentarios en “20 Libros para viajar”
buenas tardes! en estos días de confinamiento me gustaría añadir uno más a la lista -además del nuestro- “Vagabundo en África” de Javier Reverte…me está enganchando sobre manera y te permite conocer aspectos históricos de ese vasto continente.
Saludos,
Hola Juanjo ¡Muchísimas gracias por tu aportación! Vamos a darle una buena lectura 🙂
Pues nosotros añadiríamos el nuestro…vuelta al mundo sabrosa jajajaja…buen listado
http://www.vueltaalmundosabrosa.com/noticias/el-libro/libro-de-viajes-y-recetas-del-mundo/
Gracias, Juanjo. Muchas ganas de hincarle el diente a ese libro 😉