A todos nos puede pasar. Ponemos nuestras ilusiones en un momento concreto, en ese viaje que tanto tiempo llevamos esperando. Todo parece perfecto y, de pronto… ocurre: una torcedura, una contractura, un dolor en la rodilla que amenaza con impedirnos aquel trekking tan deseado…
Por esta razón, desde IATI te traemos hoy estos consejos de salud para viajeros. Te vamos a contar los principios básicos para entender al cuerpo y las señales que nos lanza y veremos algunas de las lesiones más típicas y las formas de actuar que están al alcance de nuestra mano.
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Consejos de salud para viajeros
Antes de nada… ¿Cómo nos lesionamos?
Para saber cómo resolver algo, lo más importante es saber cómo se ha producido y esto se resume a una pregunta muy simple: ¿para qué sirve esa parte del cuerpo? ¿qué hace para nosotros?
Cada zona tiene formas diferentes de trabajar, tiene diferentes “misiones”. Así, a grosso modo, podríamos decir, por ejemplo, que la mano “agarra”, el pie “apoya”, la espalda “nos sostiene” (la llamamos columna, ¿qué hace una columna?).
De esas diferentes misiones surgen diferentes lesiones.
Y ¿cómo se lesionan esas partes? Sencillo: por pedirle más de lo que son capaces de dar. Y ese “más” puede ser por:
– Exceso de tiempo; imagínate 4 horas seguidas subiendo y bajando escaleras.
– Exceso de carga; prueba a levantar una mesa de mármol de 70 kilos.
– Por falta de entrenamiento; prueba a salir a nadar 3000 metros en el mar sin haber nadado en 2 años.
– Poca calidad del material que llevamos; intenta hacer el Camino de Santiago en chancletas de playa.
Con estas claves, saber cómo evitar lesiones en un viaje es muy sencillo. Hay bastantes cosas que podemos hacer pero uno de los consejos de salud para viajeros más importante es este: detener la actividad. Si la zona se ha lesionado haciendo su función hay que detener esa función.
Pero claro, hay que saber cómo funciona y cómo se lesiona cada parte y eso es lo que hoy os vamos a contar. Podríamos hablar de todas y cada una de las lesiones que suceden en el cuerpo pero nos vamos a centrar en este artículo en las partes del cuerpo más relevantes para un viajero: piernas y espalda.
Pies, tobillos y rodillas:
¿Cuál es su misión?
Apoyar, amortiguar y hacer avanzar nuestro cuerpo por el mundo. Por tanto, si esa es su misión, su forma de lesionarse irá ligada a ella.
Lesiones en pies:
Fascitis plantar, tendinitis, metatarsalgias: Nombres muy raros todos. Todas ellas suceden por exceso de trabajo del pie. Una fascitis es la sobrecarga (exceso de trabajo) o estrés (múltiples golpes al apoyar en suelo irregular) del arco del pie; una tendinitis exceso de trabajo de un tendón (que es una parte del músculo); una metatarsalgia es la irritación por sobrecarga de la zona más cercana a los dedos.
¿Qué hacer para prevenir lesiones en los pies?
– Llevar un buen calzado: si vamos a hacer un trekking por zona de suelo irregular (con cantos rodados, por ejemplo) y llevamos una suela muy blanda, notaremos las piedras directamente sobre nuestra planta del pie. Eso, de forma continua, hace que la fascia plantar (una membrana que amortigua nuestro peso) se irrite. Eso se soluciona con un calzado técnico, con buena suela que amortigüe.
– Entrenar desde varias semanas antes: hay que acostumbrar al cuerpo al ejercicio que se le va a pedir, para que aumente su fuerza y, en caso de que haya un problema, lo detectemos antes de salir de viaje.
¿Qué hacer si nos lesionamos los pies?
– Reposo: Lo primero y más importante. Esto conlleva algo que a nadie gusta, dejar de andar. Pero si forzamos a un pie, tarde o temprano él nos parará, con el problema añadido de que se habrá lesionado aun más y tardaremos más en recuperarnos. Como este tipo de lesiones aparecen cuando estamos en mitad de un trekking de varios días (como el Camino de Santiago) lo que recomendamos es dejar días “colchón” para poder utilizarlos y retrasarnos en caso de que tengamos que parar.
– Hielo: El hielo baja la sensación de dolor y hace que el pie se “calme” un poco.
– Estiramiento: Fundamental para fascitis y tendinitis: ambas lesiones están relacionadas con el sistema muscular, que se contractura al caminar en exceso. Un estiramiento a tiempo (antes de que empiece a doler) puede conseguir que ni la fascitis ni la tendinitis aparezcan. Estos son los estiramientos fundamentales.
– Ir a un terapeuta: un fisioterapeuta sabrá identificar la lesión y hacer lo que necesita en ese momento. Eso te puede hacer volver a la actividad de forma muy rápida.
Lesión en tobillo:
A parte de la tendinitis ya mencionada, lo más habitual es una torcedura, que ocasiona, generalmente, un esguince. Un esguince es la lesión de un ligamento. Para que lo entiendas, imagínate una goma: esa goma tiene elasticidad pero si hacemos un tirón brusco, sobrepasamos su límite elástico y se puede desgarrar ligeramente (esguince grado I) o romper completamente (esguince grado III). Entre ambos está el grado II.
Dependiendo del tipo de esguince, la lesión será más o menos grave: un grado I permite, con tratamiento inmediato, seguir la actividad en “poco” tiempo. Un grado III obliga a parar del todo y cancelar la actividad.
¿Qué hacer para prevenir una lesión de tobillo?
– Entrenar el pie por terreno irregular para que coja fuerza y sepa moverse en esa situación especial. Si no estás acostumbrado a ello, es más probable una torcedura.
– Buen calzado: unas botas de caña media o caña alta protegen de muchos esguinces.
¿Qué hacer en caso de lesión de tobillo?
– Lleva en tu equipaje una tobillera. No pesa nada, no ocupa nada y, en caso de emergencia, es suficiente para estabilizar un tobillo lesionado en mitad de un trekking.
– Reposo y hielo (durante 15 minutos y varias veces al día).
– Acudir a un hospital o a un fisioterapeuta cuanto antes.
Lesión en las rodillas:
Las rodillas sufren mucho, son muy vulnerables. Lo bueno es que es bastante sencillo prevenir las lesiones que pueden suceder.
Las lesiones más habituales son las tendinitis (del rotuliano, el tendón grueso que tenemos en la parte delantera), la condromalacia rotuliana (el gran enemigo del viajero) y las lesiones de menisco (estas se producen por otra razón, pero es bueno saberlo).
Estas lesiones (en general) aparecen por exceso de trabajo (al caminar) y, sobre todo, al hacerlo en pendiente. Nos vamos a centrar en la condromalacia pero el tratamiento que diré podría valer para las tres.
La condromalacia es el desgaste que se produce entre la rótula y el hueso que tiene por debajo, el fémur. Ese desgaste es totalmente natural, provocado por el paso de los años. Lo que varía es la velocidad con la que se produce. Afortunadamente, tenemos una buena noticia: que una condromalacia duela depende, casi por completo, de la elasticidad y la fuerza de los músculos del muslo. Es decir, depende de nosotros.
¿Cuándo sucede?
Al subir y bajar escaleras o pendientes y (atentos) al pasar muchas horas sentado frente a un ordenador.
Sí, como has leído. Nuestros trabajos sedentarios nos pueden provocar que ese deseado viaje se arruine.
¿Por qué sucede? Sencillo: al estar sentados, hacemos que una parte de la musculatura de nuestro muslo, la de detrás (los isquiotibiales), esté siempre “acortada”, es decir, que pierda elasticidad. Esa pérdida de elasticidad se nota cuando le pedimos a la rodilla (y sus músculos) que trabajen ¡Están descompensados! Unos trabajan a un ritmo y otros a otro, por ello, la rótula acaba rozando más y doliendo.
¿Qué hacer para prevenirlo?
Levántate y estira. Levántate y estira. Levántate y estira…Así hasta infinito.
Este es el estiramiento que recomendamos para la zona posterior de la pierna.
A parte, es fundamental estirar también al músculo cuádriceps (el que está por delante del muslo), sobretodo en caso de una tendinitis del tendón rotuliano.
A parte de estirar habitualmente, hay que fortalecer los músculos. En este caso nos vamos a centrar en el músculo cuádriceps y una de las formas más sencillas es haciendo sentadillas.
Lesiones de espalda
En la parte de la espalda vamos a hablar de la zona cervical. Esta es de las partes más sufridas para cualquier persona, pero aun más en un viajero. La lesión más habitual es una contractura (es decir, un estado permanente de contracción del músculo, que pude derivar a mareos, dolores de cabeza…)
¿Cuál es su misión?
Sostener nuestra cabeza y moverla para poder ver el mundo y sostener los hombros para poder mover los brazos con precisión.
¿Cómo se lesiona?
– Cuando le pedimos que sostenga algo que no sea nuestra cabeza; una mochila por ejemplo
– Cuando la ponemos en una posición incorrecta durante mucho tiempo; como al dormir en un tren
– Cuando levantamos con los brazos algo pesado
– Cuando sostenemos una postura durante horas y horas; por ejemplo, frente a un ordenador
¿Qué hacer para prevenir lesiones de espalda?
En el caso de la mochila, buen material. Las mochilas deben cargar su peso sobre la cintura, no sobre los hombros. Las hombreras no deben tocar los hombros.
En el caso de las posturas incorrectas… Algo obvio: cambiar las posturas de cuando en cuando (levantarse de la silla, buscar un cojín cervical…)
Estirar la musculatura de vez en cuando durante un trekking con mochila.
¿Qué hacer si se lesiona la espalda?
Estirar. Y si es con agua caliente en la ducha, mejor aun.
Si la contractura es tan severa que nos ha dejado bloqueados, la llamada tortícolis, hay que hacer reposo absoluto, tomar un fármaco analgésico, aplicar calor y acudir a un terapeuta.
Esto es un ejemplo breve de las lesiones más frecuentes. Esperamos que estos consejos de salud para viajeros os sirvan para evitar alguno de estos problemas. Si tenéis alguna duda sobre ellas o sobre otras zonas no mencionadas en el artículo, no os cortéis y deja tu pregunta en comentarios.
Artículo escrito por Dani Keral de Un viaje creativo